miércoles, 21 de septiembre de 2011
EL EQUIPO
Fotografía: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
Fotografía del último día de rodaje de DON ARMANDO, en el laboratorio del célebre Mi Cocina. De izquierda a derecha, Franciest Poller, Armando Scannone, Eliecer Paredes, Magdalena Salavarría, Branimir Caleta, Mercedes Oropeza, Rosanna Di Turi, Gladys Baptista y Diana García.
miércoles, 17 de agosto de 2011
jueves, 11 de agosto de 2011
"La borla de un honoris causa a Armando Scannone"
En el siguiente link, el artículo escrito por el profesor Antonio Pasquali, en honor a Don Armando y la entrega del Doctorado Honoris Causa. Sírvanse: La borla de un honoris causa a Armando Scannone - Cocina y Sabor - Estampas
sábado, 30 de julio de 2011
EL DISCURSO
Foto cortesía: UNIMET |
El pasado martes 12 de julio, Don Armando Scannone recibió el Doctorado Honoris causa en educación de la UNIMET. He aquí su discurso de aceptación:
Doctor José Ignacio Moreno León, Rector
de la Universidad Metropolitana,
Autoridades de la Universidad
Metropolitana,
Ingeniero Hernán Anzola, Presidente del
Consejo Superior,
Miembros del Consejo Superior,
Doctor Pablo Pulido, Presidente de la
Fundación de la Universidad Metropolitana,
Señores Decanos y demás autoridades
académicas y administrativas.
Invitados Especiales,
Señoras, Señores.
Deseo
expresarles mi más sincero agradecimiento por el altísimo honor que me han
concedido, otorgándome el grado de Doctor Honoris Causa en Educación, de esta
Honorable Casa de Estudios, la Universidad Metropolitana, (UNIMET), de Caracas.
La
distinción académica que ustedes han tenido a bien concederme, me ha conmovido
muy hondamente. La recibo con humildad y convencido de que la obra que ha
motivado esta decisión, es el producto que a través del tiempo, muchos
venezolanos, especialmente mujeres, construyeron con creatividad y con aportes
de diversas culturas, que dieron origen al criollo venezolano y a la cocina venezolana,
que prefiero denominarla cocina criolla, la cual es para nosotros, no sólo una valiosa tradición
gastronómica, sino parte importante del patrimonio cultural del País.
Se
piensa, en general, que cuando hablamos de gastronomía, nos referimos solamente
a comida, a cocina. Si bien es cierto que la comida, el alimento como sustento,
es su punto de partida, la gastronomía es mucho mas que eso. Es una materia muy
amplia, que tiene relación muy íntima con el suelo y sus productos, con las
costumbres y modo de vida, con los sentidos, con la salud, con la aspiración de
excelencia; y, finalmente, con el placer mas cotidiano, sea sencillo o complejo: el placer de comer. Se
puede decir, que cuando consideramos el alimento sólo como sustento, habla el
estómago y que cuando se habla de gastronomía, hablan el paladar y el cerebro
y, en cuanto al País, que la gastronomía forma parte de nuestra cultura. Ella
mejora la calidad de vida, a la cual está íntimamente vinculada.
Es
importante destacar la preocupación que desde hace varios años ha tenido esta
Universidad, a la que hoy me incorporo, al incluir nuestra cocina y nuestra
gastronomía, en sus programas de formación académica. Al hacerlo ha dado un
paso muy importante, ajustado a la concepción más amplia de la cultura del
venezolano de hoy; reconociéndolas, en general, como bienes invalorables, que
se deben conservar, y recuperar lo que, por motivos diversos, esté ausente de nuestra mesa o que esté en trance de
desaparecer. A tal efecto creó la cátedra: Didáctica de las Artes Culinarias,
que aborda aspectos especialmente importantes como la nutrición, productos
nacionales, etc. El mundo académico tiene un reto con el País, la UNIMET lo ha comprendido y
asumido con determinación. Su estudiantado ha respondido con interés y
entusiasmo. He sido testigo como ellos han acudido y participado en diferentes
Espacios Académicos, cada vez mas exitosos y de mayor significado y
creatividad.
La
tradición gastronómica y la comida tradicional son, además, valores importantes
que afianzan la identidad de venezolano. Tenemos una cocina perfeccionada por
muchas generaciones de criollos, con el agregado de otros aportes, que en
definitiva han conformado una cocina cosmopolita, que el paladar de cualquier
persona puede aceptar con placer, y en la cual puede identificarse un sabor
distintivo, con acentos regionales característicos, los cuales podemos sentir
siempre, aún al comer un plato tradicional que no conozcamos o cuando se
arraiga uno nuevo. Es un sabor con el cual nos sentimos confortablemente, que
nos agrada, que no nos cansa, que es la esencia de nuestra cocina; como un hilo
conductor, que nuestras cocineras han venido hilando paso a paso y de manera
continua. Lo sentimos en la hallaca, que nos hace sentir íntegramente venezolanos
donde quiera que nos encontremos, como paladeando a Venezuela; nos trasmite
identidad colectiva, sin que claudiquemos de nuestra identidad individual o
familiar; sentimiento fielmente sintetizado en una frase muy popular: “La mejor
hallaca es la de mi mamá”. Con esta frase expresamos unanimidad marcando una
diferencia, que para todos es la misma. Diríase que es una forma de
diferenciación o de solidaridad, dentro de la diversidad.
Es fácil comprobar la
existencia real del sabor de cada país.
Escojamos, por ejemplo, Francia e Italia: los dos países occidentales
con las cocinas más importantes y la gastronomía más desarrollada; y además muy
diferentes, cada una de las cuales es orgullo del respectivo país: Si en Francia comemos un plato de pasta,
sentiremos inmediatamente que no estamos en Italia. Al contrario, si en Italia
comemos un croissant, sentiremos que no estamos en Francia. Porque cada país tiene su propio sabor,
reconocible. Lo que no nos impide, por lo demás, disfrutarlos igualmente todos,
cuando alcanzan la excelencia.
José Rafael Lovera ha hecho aportes muy
importantes a nuestra gastronomía, mediante el estudio riguroso, como
historiador que es, de la evolución de nuestra cocina. En su libro “Historia de
la Alimentación en Venezuela”, incluye acertados testimonios con juicios
confiables sobre nuestra comida emitidos en el Siglo XIX. A partir de ellos, me
atrevo a sugerir, que fue muy al final de ese siglo y durante la primera mitad
del Siglo XX, cuando nuestra cocina comenzó a conformarse y a evolucionar en
forma sostenida. Observando bien su paso de comida rural que era, a una comida
urbana que es hoy, podemos decir que comenzó a “refinarse”. En ese corto
período, recibimos inmigraciones masivas y aportes de muchos países,
especialmente europeos mediterráneos, y más tarde de países latinoamericanos.
También, como consecuencia de la explotación petrolera, aportes
norteamericanos, generalmente subestimados, como baterías y equipos de cocina,
productos y costumbres alimentarias, a través de los campamentos y comisariatos
establecidos por las compañías petroleras.
Para
el año 1950 el repertorio culinario venezolano era extensísimo. Asimismo el
repertorio básico de las familias era muy amplio; en algunos casos hasta de 30
a 40 platos diferentes. A partir de esa fecha las Venezolanas, como amas de
casa, actoras y depositarias de ese acervo, comenzaron a incursionar en campos
diferentes del tradicional. También las de oficio cocineras buscaron otras
fuentes de trabajo; lo que a la larga se tradujo, en el olvido de buena parte
de nuestro repertorio culinario. Quizás puede asegurarse que hoy, el repertorio
básico de cualquier familia venezolana no pasa de 15 platos. No es aventurado
afirmar que el conocimiento y el repertorio total de platos, para la población
nacida en los últimos 50 años, es muy corto. Quizás esa población sienta que no
recibieron como herencia la tradición y el patrimonio cultural que debieron.
Como consecuencia, -y aunque
parezca contradictorio-, crece en los mas jóvenes el interés por conocer y vivir esa parte de nuestra
cultura, desconocida para ellos, pero que, felizmente para ellos y nosotros,
subsiste y tiende a fortalecerse y ampliarse.
Nacido
en el año 1922, y desde pequeño casi inconscientemente predispuesto, a
disfrutar de nuestra variada, compleja y excelente comida criolla, con el
acento de Caracas, donde nací y he vivido siempre, se han fijado en mi memoria,
sabores, aromas, texturas, platos, productos, costumbres y tradiciones, propios
de nuestra cocina y nuestra gastronomía. El haber observado alrededor de 1950,
que mucho de eso se estaba olvidando o perdiendo de la mesa del común de los
venezolanos, y temiendo también que ello podía pasar en mi mesa cotidiana, se
constituyó en una preocupación importante para mi. Comprendí además, que se
trataba de la pérdida de una parte importante de nuestra herencia cultural. Me
empeñé entonces en conservarla y recuperar lo perdido, en forma veraz,
detallada y escrita, para permitir a los venezolanos, y a mi mismo,
reproducirla fácilmente. Para esto era preciso, en cierto modo, codificarla y
actualizarla siguiendo los patrones auténticos, y, si posible, con el máximo
grado de excelencia.
De
allí el origen de mi libro “MI COCINA”. Lo subtitulé “A la manera de
Caracas”, porque este era el
acento o sazón que estaba fijo en mis memorias: gustativa, olfativa, táctil,
etc. Para la época en la cual comencé seriamente a elaborarlo, 1970, no era
mucha la información que, de manera directa, podía obtener de otras personas.
Me ayudó mucho la memoria gustativa; porque además podía adecuarla a los
productos obtenibles, poniendo empeño en lograr recetas con el máximo de
excelencia, fáciles de interpretar y repetir o de mejorar, por parte de los
usuarios.
A
pesar de que no parecía ser muy auspiciosa la difusión del libro, los
resultados fueron precisamente lo contrario. Contra todos los pronósticos, la
primera edición, de 5.000 ejemplares, se agotó en 15 días. Igualmente de
inmediato, la segunda, de 15.000 ejemplares; y la difusión ha continuado muy
exitosamente hasta hoy, habiendo publicado muchas ediciones, tanto de lujo como
de bolsillo. Ruego a ustedes disculparme el enunciado de estos datos puntuales.
Insisto en hacerlo para mostrar el interés de los venezolanos, especialmente de
los más jóvenes, en conocer su tradición, su herencia cultural, y afianzar su
identidad cultural. Estamos hablando de cultura y además del deseo de no estar
rezagados, vis a vis de buena parte de los países para los cuales su cocina y
su gastronomía son tan importantes como parte de su cultura, tanto que algunos
han solicitado y obtenido para su cocina, la declaración de constituir parte
del patrimonio de la Humanidad.
Estaba
convencido, y lo estoy aún más hoy, de que nuestra cocina, de orígen netamente
doméstico, es rica en sabores, aromas y texturas; e inédita y peculiar en el
uso de ingredientes y procesos. Lo
que la hace compleja; y, por la variedad de aportes utilizados sabiamente,
también muy cosmopolita. Una de sus características es el uso frecuente,
conjuntamente a veces, de los cuatro sabores fundamentales: salado, dulce,
ácido y amargo o picante, mezclados armónicamente, con sabiduría. A veces el
dulce, por ejemplo, es utilizado como condimento, en cantidad discreta y justa,
lo que permite que se pueda decir que un plato tiene dulce, pero no, que sea
dulce. Si agregamos que, también con frecuencia, y debido a algunos
ingredientes y condimentos que utilizamos corrientemente, hay la presencia del
quinto sabor, umami, así llamado en japonés cuando fue identificado, que
significa gustoso, podemos afirmar como dije antes, que nuestra cocina es rica
en sabor, aromas y texturas, placentera. Debo decir que esta no es la opinión
de muchos venezolanos, que quizás por desconocimiento tildan nuestra comida de
ordinaria, pobre, trivial y además poco atractiva para llevarla al restorán. La
comida, por sí misma, no es bella ni fea; es bien o mal presentada. De ese
factor dependerá, en buena parte, llevarla con éxito al restaurant.
Nuestra
cocina no tiene el significado indígena o africano que suele estar presente en
otras cocinas latinoamericanas. Es autóctona, propia y cosmopolita; y aunque
peculiar, en ella se logran alianzas extraordinarias con vinos de diversas
clases y orígenes. Por experiencia, puedo decir que, aunque aun es poco
conocida internacionalmente, es recibida con entusiasmo por personas muy
exigentes de distintos orígenes, por lo que podría ser promocionada y difundida
con la máxima aspiración de excelencia. Esta es una tarea importante y
necesaria que se nos invita a hacer.
*****
Es
encomiable y oportuna, la preocupación que demuestra esta Universidad por
llevar la gastronomía a la Academia.
Allí su estudio e investigación se harán con el debido rigor, muy
importante en nuestro caso, en el cual son escasos los reportes escritos.
Podría parecer que no ha habido interés en conservar lo referente a nuestra
gastronomía y su cocina; a sus orígenes y evolución. Quizás se las ha
considerado, como algo que existe, que tenemos y que podemos disponer siempre,
sin tener una idea clara de su contenido y significación.
Sin duda, el interés académico será
vital para la recuperación, el mantenimiento y la evolución, de todo lo
relativo a nuestra gastronomía como bien cultural. Hay un campo extensísimo
para la investigación de nuestra gastronomía y, particularmente, de las cocinas
regionales y de sus diferentes acentos; para el estudio y posible
establecimiento de normas para la denominación de origen de muchos de nuestros
productos, que lo merecen. Igualmente, para mejorar la dieta del venezolano, a mi juicio, descuidada y
venida muy a menos, como consecuencia de la idea generalizada de que no hay
tiempo para ocuparse de comer bien, variado y nutricionalmente equilibrado:
aunque haya en nuestra cocina tradicional muchos platos olvidados, pero
adecuados a la vida y a las disponibilidades del tiempo hoy día, que podrían
ser estudiados y difundidos, con el fin de que sean, paulatinamente, agregados
a la dieta corriente, aumentando así el escaso repertorio básico actual de nuestra
población; y poder cumplir con un factor básico para una buena alimentación: la
variedad.
En
relación a lo último, y si comparamos el repertorio básico de hoy, con el de
nuestra población de hace unos 70 años, aún con algunas carencias que tenía, podemos decir que
el venezolano de hoy come mal, no hay variedad en nuestra alimentación; la
obesidad, la diabetes y otras dolencias relacionadas con la alimentación aumentan
día a día considerablemente, constituyendo un serio problema de salud pública.
Podemos decir que se hace énfasis, mas que en la comida, en las calorías. En el
caso de los niños, la comida que consumen en la escuela desde el preescolar, ya
sea llevada de la casa o adquirida en la escuela, deja mucho que desear, no
solo desde el punto de vista de la alimentación sino como formadora del sentido
del gusto y de la memoria gustativa, así como del aprendizaje para alimentarse
bien. De allí se puede inferir una labor importantísima para la Academia hacia
la comunidad: la orientación a los venezolanos para alimentarse mejor, y así
mismo, a los organismos oficiales que deberían hacerlo y parece que no se
percatan de su enorme importancia.
******
Aún
cuando hay diferencia de objetivos entre la comida doméstica y la pública, lo
dicho es válido para las dos. Ambas merecen nuestra atención, aunque desde
puntos de vista diferentes, pero las consideraciones formuladas son, en
general, válidas para ambas. En cuanto a la pública, se puede decir que
nuestros chefs de cocina son, en general, menores de 50 años. Se formaron
profesionalmente cuando nuestra cocina había, en buena parte, desaparecido de
los fogones familiares, por lo cual, ellos no pudieron almacenar un amplio
repertorio técnico de la cocina criolla; tampoco en su memoria gustativa. Para
ellos es difícil llevar nuestra comida a sus restoranes. De quererlo, les
tocaría a cada uno construirla, al mismo tiempo que atienden su trabajo
cotidiano. Debo decir que muchos de ellos están hoy día muy interesados en la
recuperación de la cocina venezolana, haciendo un gran esfuerzo y llevando a
sus memorias gustativas ese sabor venezolano que empiezan a conocer ampliamente. Por otra parte, la función de las escuelas de cocina es
formar jóvenes cocineros para trabajar con destreza en las cocinas de
restaurantes, catering, instituciones, etc. bajo la tutela de chefs
especializados, hasta alcanzar la categoría de chefs de cocina, de acuerdo a
principios aceptados universalmente, y derivados de la alta cocina francesa de
restorán. Por eso las escuelas, en general, en sus cursos regulares no están
organizadas para atender cocinas específicas, ni siquiera la nuestra. Apenas
pueden dedicarles pocas horas, lo que es insuficiente como labor formativa; es
apenas informativa; ya que la cocina, especialmente cuando se persigue lograr
la excelencia, debe ser previamente guardada en la memoria gustativa, y para
ello, es necesaria la repetición, probando resultados y corrigiendo, cada vez,
cualquier error o cuando no se haya obtenido el resultado deseado. Se
comprenderá que no puede esperarse eso de un curso regular, para la formación
de cocineros.
*****
Permítanme
terminar formulando un voto. Consiste en mi confianza que la formación
académica esté conceptualmente orientada a ser exigente; a investigar y ofrecer
enseñanzas en forma global, integrando la gastronomía y la cocina a nuestras
tradiciones y a nuestra cultura, incluso mediante la formación y selección de
un profesorado idóneo. En cuanto al estudiante, debe ofrecérsele los más altos
grados y posibilidades de aprendizaje. Las maestrías de cocina venezolana,
podrían ser una oferta atractiva y muy valiosa para el País y para la
Universidad, también para los egresados de otras escuelas. Una función
importantísima sería la investigación alimentaria, tanto como ejercicio puramente
académico como para ser destinada a empresas e instituciones públicas o
privadas.
A
la Universidad Metropolitana, se le abren de esta manera amplios y valiosos
espacios para servir al país y a la comunidad, especialmente en el campo de la
salud, al llevar la Gastronomía a la Academia, considerándola así, como una
parte importante de nuestra Tradición y Cultura. No me sorprendería, dado el
gran interés que despierta hoy día la Gastronomía, que en poco tiempo hubiese
que pasar de Materia Electiva a la creación de una Carrera en Gastronomía.
Muchas gracias.
jueves, 16 de junio de 2011
EDGAR LEAL
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografía: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
EDGAR LEAL
Creo que toda le gente que ha hecho algo en la vida, y que va a dejar un legado, logra hacerlo siendo un poco intransigente, tiene que ser alguien que no deja doblar sus ideas por nada. Él simplemente cree en sus ideas. Para Don Armando hay dos palabras: sí señor. No hay más nada que decir.
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
lunes, 6 de junio de 2011
ASOMARSE A LO SOÑADO
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografía: Brani Caleta |
Escribo con el asombro propio de la primera vez, y por ello me permito las infidencias y el giro hacia la primera persona. Hilda Bellorín, a quien conocí trabajando en Unión Radio, me decía: Aquí viene "el chico yo nunca". Hilda o Chevela, lleva el área administrativa de mi anterior trabajo, y yo nunca había hecho un montón de protocolos corporativos que ella gentilmente sabe explicar.
Yo nunca había rodado una película. Todas mis aproximaciones al cine, al audiovisual, han sido aleatorias, esporádicas, circulares, pero intensas, apasionadas, comprometidas. Estamos avanzando en el proceso de edición del documental, y naturalmente, yo nunca había vivido una edición.
Carolina Aular llegó a este proyecto como llegan las personas definitivas, las llamas con la mente, las piensas sin tener la certeza de que existen, el universo comienza a conspirar y al cabo de unos segundos se incorporan en el camino (destino). Carolina, como le escribía al equipo hace poco, acaba de mostrarme una suerte de ecosonograma de DON ARMANDO en su íntima sala de edición. Sólo diré que sentí una paz profunda y salí conmovido de haber visto como vas creando de acuerdo a lo que soñaste.
Seguiremos compartiendo adelantos por esta vía, hasta dejar de asomarnos y tener la posibilidad de ser testigos de esta historia.
Carolina Aular, editando Don Armando. |
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
viernes, 20 de mayo de 2011
PASTEL DE POLVOROSAS
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografías: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
En la mayoría de las próximas entradas del blog compartiremos extractos del guión del documental DON ARMANDO, como hicimos con Carlos García. Es el turno de otro plato importante del repertorio criollo, el pastel de polvorosas de pollo. Sírvanse:
DON ARMANDO
Mira, el pastel es un plato presente en la comida con diversas variaciones en la cocina venezolana. Por ejemplo en este caso estamos haciendo el pastel de polvorosas, también tenemos el pastel de pollo pero son guisos y masas distintas… Y tenemos la hallaca que sería la máxima representación en nuestra cocina del pastel. El pastel es esencialmente un guiso envuelto en una masa fina de harina, maíz o de lo que se quiera hacer, y no tiene nada que ver con la cocina venezolana, es una herencia europea, donde conocen el pastel desde el siglo XII. Este es hecho con pasta de polvorosa, es una pasta que tiene… por tener mucha grasa es un poco deslesnable, una vez que está hecha horneada tu puedes sacar el pastel completo
(Mercedes interviene mientras prepara el pastel)¿Tu podrías Mercedes sacar este pastel completo, lo has hecho?. ¿No se te quiebra, no se te parte? Es una masa que se desmorona muy fácilmente, por la cantidad de grasa que tiene
Es una pasta igual que la polvorosa de los dulcitos, que es simplemente harina y grasa, básicamente.
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
jueves, 5 de mayo de 2011
EL TÓTEM
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografías: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
El carácter crítico de Don Armando puede que a veces se traduzca en intransigencia. La defensa de sus ideas y convicciones dentro del tema gastronómico es siempre categórica y está blindada de sólidos argumentos. En su momento nos dijo que se entendía como una persona conservadora en el sentido más amplio de la palabra “una persona que conserva tradiciones, afectos y sabores”.
Ese maravilloso laboratorio gastronómico que es la cocina de Festejos MAR, sirvió de escenografía para recoger el testimonio de distintos chefs venezolanos. Desde allí definieron su relación con Scannone, sus críticas y aplausos. Empecemos con Carlos García, chef de ALTO:
A.C./V.O.
CARLOS GARCÍA
Mira Don Armando es un tótem, a Don Armando hay que aceptárselo todo. Él tiene una cosa muy bonita: cuando dice las cosas es muy honesto, muy serio y son opiniones muy objetivas. Él no opina sin conocer, él no es una persona que va a opinar de una cocina por lo que le han contado, si él no la ha probado él no va a opinar. Yo creo que las veces que nos ha sentado y nos ha dicho cosas duras han sido hechas desde la crítica constructiva, no porque él es quien es, sino siempre lo ve desde un punto de vista educativo y positivo para todos nosotros…
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
domingo, 1 de mayo de 2011
ENTRAR AL HORNO
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Cuatro semanas, con todas sus horas e insomnios me tomó redactar el guión del documental. Hemos grabado 22 horas donde se encuentran imágenes, testimonios y las acciones que revelarán la cotidianidad de Don Armando Scannone, en pleno siglo XXI y a sus casi 89 años.
Se ha dibujado una historia que describe la condición humana de un venezolano que se encuentra latiendo a manera de libro en nuestras cocinas. Contaremos su día a día a través de seis platos representativos del repertorio gastronómico de nuestro país, a saber: el desayuno hecho con arepas de maíz pilado, el asado negro elaborado por José Luis Álvarez, el pabellón criollo de Magdalena Salavarria, el pastel de polvorosas y el mondongo de Mercedes Oropeza y las hallacas de la familia elegida de Don Armando, los hombres y mujeres que le sirven y conviven desde hace más de 40 años junto a él.
El documental ya está listo para iniciar su proceso de edición, el horno ya está caliente y presto para empezar a cocinar lo que hemos marinado desde diciembre de 2010. Sigan a través de este blog más detalles y los pequeños pasapalos, suerte de adelanto, de la vida que contaremos a través de sus pantallas pronto.
Fotografía: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
lunes, 11 de abril de 2011
LA MERIENDA CON BAQUEDANO
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografías: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
Don Armando ofreció esa tarde torta Burrera, la misma que se comía a la salida del colegio. El padre Rafael Baquedano llegó puntual y presto para la merienda. Primero se pusieron al día sobre amigos en común, hay un momento de la vida en que ponerse al día también se trata de conocer el parte de los obituarios. Rafael Baquedano definió a Don Armando como un cristiano a carta cabal "pero tampoco se anda comiendo los santos, no es un beato".
Fue una tarde apacible, fresca y la conversación de ambos fue un pequeño acto de confesión frente a la cámara, ningún pecado que revelar, tan sólo el relato y la muestra de como se vive una amistad que no entiende al tiempo como barrera.
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
miércoles, 6 de abril de 2011
EL DIARIO DE UN CHEF
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografía: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
Compartimos por esta vía la participación dentro del micro Diario de un Chef conducido por el querido Sumito Estévez a través de Onda La Superestación. Agradezco también a todos los seguidores que se unen cada día y se convierten en testigos de este diario de rodaje. A todos mi gratitud infinita y futuras complacencias. Sírvanse:
martes, 5 de abril de 2011
BELLEZA Y PACIENCIA
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografías: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
Sé que este título es tan simple y global como cualquier novela romántica del siglo XIX, de la misma Jane Austen por ejemplo. Marita, "la orquidearia", bien podría haber salido de una novela inglesa (a pesar de ser húngara). Don Armando admira la belleza como una expresión de felicidad, y para contemplar esa manera de ser que tienen las personas, los objetos, la comida o la naturaleza, acude a sus orquídeas.
Marita cumple religiosamente una vez a la semana con la tarea de cuidar las orquídeas, y se enfrenta a la impaciencia de Scannone, que quiere verlas florecer de inmediato. "Por eso, entre otras cosas, no meto la mano en la cocina, soy muy impaciente", dijo Don Armando mientras le reclamaba con guasa a Marita por qué no tenía la casa invadida de orquídeas.
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
domingo, 3 de abril de 2011
LA GRAN DIANA
Por Jonathan Reverón / Director del documental “Don Armando”
Fotografía: Marcel Cifuentes marcelcifuentes@gmail.com |
-Diana, jen gi bRe- replica Mercedes Oropeza. -Bueno eso, jen gi bLe- le contesta Diana muerta de risa. Diana entró a los fogones que gerencia Magdalena hace apenas 10 años. "Apenas", porque en comparación con el resto de los responsables de echar adelante el hogar de Don Armando, es la que menos tiempo tiene cocinando.
Cuando empezamos a grabar Magdalena guardaba reposo, y Diana asumió con excelencia el reto de cocinar para la cámara el desayuno, asistir a Mercedes con el mondongo, hacer lo propio con José Luis con el asado negro y servir como una de las mejores asistentes de dirección de arte que cualquier equipo pueda tener.
-Diana no se llama Brandy, es Brani- le decíamos para corregir su manera de llamar a nuestro director de fotografía, Brani Caleta, -¡Bueno, le digo whisky pues!- y se ríe con el acento típico de la costa colombiana.
Cuando empezamos a grabar Magdalena guardaba reposo, y Diana asumió con excelencia el reto de cocinar para la cámara el desayuno, asistir a Mercedes con el mondongo, hacer lo propio con José Luis con el asado negro y servir como una de las mejores asistentes de dirección de arte que cualquier equipo pueda tener.
-Diana no se llama Brandy, es Brani- le decíamos para corregir su manera de llamar a nuestro director de fotografía, Brani Caleta, -¡Bueno, le digo whisky pues!- y se ríe con el acento típico de la costa colombiana.
Ciclorama Producciones © Copyright 2011. Todos los Derechos Reservados.
viernes, 1 de abril de 2011
LA MESA QUE UNE AL PAÍS
Es propicio reproducir a través de este blog parte del trabajo publicado en la edición aniversario de Todo en Domingo del 2010: La mesa que une al país.
"Don Armando Scannone cumplió 88 años y lo celebró con un nuevo libro de recetas venezolanas. Apenas lo culminó, ya pensaba en su próxima obra posible. Durante décadas, ha recuperado los platos venezolanos que estaban al borde de la extinción. Y todo comenzó por la inquietud íntima de preservar la felicidad de su infancia, cuando toda su familia se reunía ante una mesa, donde se servían más de 15 platos distintos cada día. Él sigue multiplicando su legado, compartiendo las recetas de ese placer intacto que guarda en su paladar y memoria"
Hice un pequeño recetario para mi familia. Tendría 60 recetas. Era, digamos, la base. Los platos más corrientes y más estelares". Sólo ese pequeño manuscrito, modesto ante sus ojos, ya tenía más que lo que calcula es el menú actual de un venezolano promedio. "El repertorio habitual de platos de un venezolano hoy día puede ser de 15 platos. Eso contando el plátano y arroz".
El día clave de su cruzada, lo ha rememorado muchas veces. Magdalena, su cocinera de siempre, se fue a dar a luz a su quinto hijo, pasó dos años fuera y él quedó con el miedo de ver roto un ritual de décadas. "Yo siempre tuve un servicio que mantenía el cordón umbilical con mi casa". Cuando ella volvió, recuerda lo que le dijo. "Magdalena: no puedo decir que he pasado trabajo, pero he comido distinto. No quiero perder la comida venezolana que he comido. Quiero conservarla". De esa determinación íntima comenzó, sin saberlo, a construir su obra para todo un gentilicio. "A guardar ese patrimonio para el país".
El día clave de su cruzada, lo ha rememorado muchas veces. Magdalena, su cocinera de siempre, se fue a dar a luz a su quinto hijo, pasó dos años fuera y él quedó con el miedo de ver roto un ritual de décadas. "Yo siempre tuve un servicio que mantenía el cordón umbilical con mi casa". Cuando ella volvió, recuerda lo que le dijo. "Magdalena: no puedo decir que he pasado trabajo, pero he comido distinto. No quiero perder la comida venezolana que he comido. Quiero conservarla". De esa determinación íntima comenzó, sin saberlo, a construir su obra para todo un gentilicio. "A guardar ese patrimonio para el país".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)